Hace poco se cumplían 25 años de un hecho que cambió la historia de las máquinas y la vida de uno de los mejores jugadores de ajedrez. Hablamos del segundo de enfrentamiento que tuvo lugar entre Garry Kasparov y la segunda versión de Deep Blue, la célebre supercomputadora de IBM.
Tabla de contenidos
Primer Match
El 10 de febrero de 1996 se disputó una partida de ajedrez de lo más inusual: el ajedrecista ruso Garry Kasparov, por aquel entonces campeón del mundo, se enfrentó contra Deep Blue, un ordenador desarrollado por la empresa tecnológica IBM. El objetivo era comprobar quién era superior: la mente de un ajedrecista profesional como Kasparov, número uno del ranking mundial desde 1985, o uno de los primeros prototipos de supercomputadoras que se inventaron.
No era la primera vez que un jugador de ajedrez profesional se enfrentaba a un ordenador, pero hasta entonces siempre habían sido dispositivos pequeños con limitación de memoria y procesadores. En esta ocasión, IBM invirtió una gran cantidad de dinero para desarrollar un ordenador lo suficientemente potente, que pudiera plantar cara a un Gran Maestro Internacional del ajedrez como Kasparov. Para ello, contaron con programadores e ingenieros informáticos, pero también con jugadores de ajedrez que asesoraron sobre estrategias y movimientos.
¿Y qué fue lo que pasó? El encuentro se disputó a seis partidas. La primera tuvo lugar el 10 de febrero en Filadelfia (Estados Unidos), y fue la primera vez que un ordenador ganaba a un campeón del mundo de ajedrez vigente. Sin embargo, Kasparov ganó las tres siguientes y empató otras dos, venciendo a la máquina por un total de «4-2».
Segundo Match
La idea de que el hombre pudiera ser superado por la inteligencia de sus propias obras podía sonar descabellada, e incluso ha sido tratada como una paradoja de la ciencia ficción. Sin embargo, lo cierto es que es una realidad, o eso al menos se creyó con el segundo match que enfrento a Kasparov contra la nueva creación de IBM.
Y es que parece que IBM no quedó satisfecho con el resultado del primer match, y fue cuando mejoró a la Deep Blue, para llamarla Deeper Blue (azul más oscuro), una nueva versión que volvió a retar al campeón. En este caso, la máquina contaba con una unidad central más potente, al disponer de procesadores que podían ejecutar cálculos de millones de posiciones de ajedrez, todo esto debido a que el equipo de desarrolladores aumentó su capacidad de procesamiento. Además, con base en su algoritmo de aprendizaje, pudo recordar jugadas de una forma más fácil (alrededor de 700 mil partidas), una ventaja que el jugador no conocía.
En esta ocasión, el desenlace fue bien diferente, ya que fue un 11 de mayo de 1997 cuando uno de los ordenadores construidos por IBM derrotara al campeón del mundo del ajedrez, Garry Kasparov, con un total de «3½-2½» en un match de 6 partidas. Más concretamente, la Deeper Blue venció 2, empató tres y perdió una. Pues bien, ya han pasado 25 años desde que un sistema de Inteligencia Artificial basado en circuitos y cálculos algorítmicos consiguió vencer a las más de 86 mil millones de neuronas que viven en el cerebro humano. ¿Deberíamos preocuparnos seriamente? De momento, aquí seguimos…
Se desata la Polémica
El hecho de que una máquina pudiera ganar no fue del agrado del campeón, y es que aseguró que en la última partida hubo una intervención humana en la Deeper Blue. La jugada de Kasparov era con negras, y ofreció la entrega de un peón que le permitiría un contraataque. Sin embargo, el ordenador dijo que «no» y, según el jugador de ajedrez, la máquina estaba programada para aceptar el sacrificio, pero a causa de una interferencia de un asesor humano, acabo perdiendo.
Garry Kasparov no quedó satisfecho y exigió la publicación de los registros escritos en la Deeper Blue y, aunque en un inicio IBM aceptó hacerlo, finalmente no fue así. A raíz de esto, surgió una denuncia sobre que la compañía había hecho trampa y que el encuentro de revancha solo tenía fines propagandísticos y no había nada científico en ello. Al final, nada quedo resuelto ni aclarado.
Por otro lado, y al margen de la polémica desatada y de que muchos humanos se llevaran las manos a la cabeza, lo cierto es que, para el propio Kasparov, aquello fue más que una derrota. De hecho, quedó muy afectado, y cambió por completo su vida. Tanto, que sufrió de una profunda depresión de la cual tardaría años en recuperarse, y hasta se alejó de forma definitiva del ajedrez en 2005, para posteriormente entrar en política.