Mientras que un jugador que acaba de empezar a jugar al ajedrez verá como su rival va capturando todas sus piezas jugada a jugada, sin entender muy bien qué está pasando, el tipo de error que comete un jugador experimentado está más relacionado con dejar una casilla o un peón débil, no acertar con la mejor disposición de piezas o no encontrar el mejor plan en cierto momento. Podemos decir, por tanto, que los errores del principiante de ajedrez son más graves. Pues bien, en este artículo vamos a ver cuáles son los fallos más típicos, es decir, aquellos errores que debemos evitar. Por cierto, por si fuera de tu interés, aquí tienes un fantástico post con las Reglas Básicas del Ajedrez.
Tabla de contenidos
Errores en la apertura
El jugador aficionado que quiere mejorar su juego debe saber que en la primera fase de la partida hay que seguir ciertas reglas:
- Controlar (y, si se puede, ocupar con los peones) el centro.
- Desarrollar las piezas menores (alfiles y caballos) cuanto antes.
- Enrocar pronto para poner a nuestro rey a salvo.
Partiendo de esta base, los errores más comunes en esta fase de la partida son los que, precisamente, atentan contra estas reglas básicas.
1. Realizar demasiadas jugadas con los peones
En la apertura se deben realizar pocas jugadas con los peones y éstas deben ir dirigidas a controlar y ocupar el centro del tablero.
En caso contrario, se retrasa el desarrollo de alfiles y caballos, y además el rey queda expuesto en el centro demasiado tiempo.
2. Desarrollar la dama pronto
El que la dama sea la pieza más poderosa que hay sobre el tablero puede llevarnos a pretender sacarle partido desde el primer momento. Sin embargo, mover muy pronto la dama y tratar de crear amenazas con ella, supone exponerla al ataque de las piezas enemigas, siendo mucho mejor desarrollar primero caballos y alfiles.
Es más, se puede dar el caso de que nuestro rival vaya poniendo en juego piezas que van atacando nuestra dama, y mientras nosotros hemos de mover la dama de un sitio a otro para que no sea capturada, nuestro rival va ganando tiempos y completando el desarrollo de sus piezas.
3. Permanecer con el rey en el centro
Aunque, como bien sabemos, la potencia en ataque del rey es bastante limitida, su seguridad es una prioridad en la partida de ajedrez (si nos quedemos sin rey, perdemos). A veces retrasamos el enroque porque no vemos un peligro inminente, pero es muy recomendable (especialmente en nuestras primeras etapas de aprendizaje) enrocar cuanto antes para evitar problemas futuros.
Si ya eres un jugador más experimentado, conocerás las casuísticas por las que, en determinados casos, puede ser adecuado retrasar el enroque (sobre todo, a la espera de ver qué hace nuestro oponente), pero si estás aprendiendo nuestra recomendación es que enroques cuanto antes.
Errores en el medio juego
Si hemos «hecho los deberes», es decir, si hemos seguido fielmente las leyes fundamentales de la apertura (ocupación del centro, desarrollo de piezas menores y enrocar cuanto antes) es mucho más factible que hayamos llegado al medio juego con una óptima posición. No obstante, también en esta fase existen algunos errores típicos que debemos evitar.
4. Mantener piezas indefensas
No es bueno que varias de nuestras piezas queden indefensas, ya que nuestro rival podría aprovecharlo mediante algún recurso táctico (por ejemplo, una doble amenaza) para hacernos perder material. Por tanto, lo ideal es que nuestras piezas se vayan defendiendo entre sí (esto no siempre es posible, pero estaremos muy atentos para no quedar con demasiadas piezas indefensas).
5. No poner en juego las torres
Al igual que en la apertura hablábamos del desarrollo de los caballos y los alfiles como un punto importantísimo, en el medio juego nuestras piezas mayores (dama y torres) deben entrar en juego. Un detalle importante suele ser despejar nuestra primera fila para que las torres estén conectadas.
Además, para que cobren más protagonismo lo ideal es que ocupen columnas abiertas (no hay peones) o semiabiertas (el rival tiene un peón). Un error muy frecuente es dejar alguna de las torres en su casilla de origen, sin que participe en la partida. Por otro lado, si no hay columnas abiertas, lo mejor es situar nuestras torres en las columnas centrales, tras nuestros peones más avanzados.
6. Debilitar el enroque
Tal y como hemos comentado, en la fase de apertura enrocamos para llevar a nuestro rey a un lugar seguro. Pues bien, llegado el medio juego, debemos encargarnos de mantener un enroque protegido. Para ello es importante no avanzar los peones que protegen al rey (su misión es mantenerlo a salvo), así como no doblar peones en el enroque.
En líneas generales, para que un enroque esté seguro debemos mantener piezas defensoras cerca, sobre todo si el rival puede aproximar las suyas para iniciar un ataque.
7. No tener un plan
Uno de los errores más comunes del jugador principiante consiste en «mover por mover». Sin embargo, en el medio juego es fundamental tener una idea general de qué queremos hacer. Es decir, nuestra jugada ha de tener un sentido y, a ser posible, seguir una idea general, valorando la posición actual e intentando «castigar» las principales debilidades del oponente (aunque esto, evidentemente, se aprende a hacer con el tiempo).
Por su parte, si no sabemos qué hacer, debemos pensar qué pretende hacer el rival o cómo podría mejorar su posición, y tratar de impedirlo.
Errores en el final
8. No activar el rey
A pesar de que, como hemos comentado, es de vital importancia que nuestro rey busque refugio en el enroque durante la fase de apertura y se mantenga bien protegido en el medio juego, una vez que está próximo el final y que quedan pocas piezas en el tablero, el rey puede activarse.
Esto es debido a que las posibilidades de ataque contra él se han reducido, transformándo éste en una pieza más, que puede crear amenazas y jugar un papel protagonista.
9. Descuidar los peones pasados
Los peones pasados son, sin lugar a dudas, los grandes protagonistas de la mayoría finales. Y es que, conforme van quedando menos piezas, el valor de los peones va aumentando, y ya no es el valor de «1» que tenemos metido en la cabeza, sobre todo en el caso de que se conviertan en peones pasados (los que no tienen otros peones que frenen o dificulten su avance hacia la promoción).
De hecho, en muchos finales, la clave definitiva que puede decantar la balanza a favor de uno u otro contrincante está en cómo crear peones pasados.
10. Fallar en finales teóricos sencillos
Junto con los mates básicos (dama contra rey, torre contra rey o dos alfiles contra rey), es recomendable aprender algunos conceptos sencillos, como la oposición en los finales de peones, y las sutilezas que esconden el final de peón de torre y alfil contra rey o el de dama contra peón en séptima.
Es decir, no hay que estudiar solamente aperturas, ya que los finales pueden llegar a ser bastante interesantes (y te pueden ayudar a ganar alguna de esas partidas que antes pensabas que no podías decantar a tu favor).
Otros Errores
A continuación, veremos otros errores típicos complementarios a los anteriores que afectan sobre todo a los jugadores principiantes (aunque cualquier jugador debería tenerlos en cuenta para, por supuesto, no cometerlos).
11. Dejarlo todo a la intuición
No hay que dejar todo la intuición. Es decir, aunque parezca que, por ejemplo, a la hora de iniciar un intercambio de piezas, vamos a salir ganando o a quedarnos con igualdad de material, es mejor dedicar un tiempo a calcular quién ganará al final (y de esta manera evitaremos sorpresas desagradables).
12. Descuidar los peones
Aunque los peones son (al menos al inicio) las piezas de menor valor del juego, no podemos obviar el hecho de que, cuando se esté llegando al final y ya no estén el resto de piezas, el tener un peón de más o de menos puede marcar la diferencia.
Ciertos jugadores los descuidan por completo, sacrificando a diestro y siniestro. Si embargo, esto solo se debe hacer en posiciones en las que tiene sentido sacrificar un peón para obtener una ventaja de tiempo a largo plazo, ya que, de lo contrario, estarás sentando las bases para un final perdido.
13. Confiarse
Sucede en ocasiones que, tras ganar un peón o alguna otra pieza y tener una posición claramente favorable, la partida se nos tuerce porque nos comen una pieza menor o una torre (o incluso la dama) unas jugadas después. ¿Por qué ha ocurrido esto?
En muchos casos será simplemente porque pensábamos que la partida ya la teníamos ganada, y dejamos de prestar la suficiente atención al juego. No podemos permitirnos eso, ya que regalando nuestras cosas gratis nuestras posibilidades de triunfo menguarán ostensiblemente.
14. Precipitarse
Un maestro, incluso en una posición aparentemente sencilla, puede llegar a tomarse unos minutos para pensar en un determinado movimiento, quizás analizando 2 o 3 movimientos por adelantado.
Por su parte, en la misma situación, un jugador más débil simplemente hará un movimiento sin pensar en las jugadas y en la posición en su conjunto. En definitiva, ten esto siempre presente y tómate el tiempo suficiente para pensar en tu próximo movimiento.
15. Estilo de juego extremo
Cualquier extremo es malo, y en el ajedrez no es diferente, pudiendo encontrarse dos estilos de juego completamente opuestos: el exceso de actividad y el exceso de pasividad. Los jugadores con el estilo hiperactivo comienzan con un ataque inmediato desde la apertura, ignorando el desarrollo, con el rey indefenso, y sacrificando piezas a diestro y siniestro con la esperanza de acercarse al rey del adversario.
Pues bien, en la gran mayoría de los casos, estos jugadores se encuentran sin al menos tres piezas en la vigésima jugada, y en una posición desesperada. En cuanto a los jugadores pasivos, tras el desarrollo de las piezas y el enroque, no hacen movimientos de ataque, y se limitan a esperar a ver qué hace el adversario. No obstante, si el rival en ese momento prepara un ataque y refuerza la posición, es muy probable que el jugador pasivo pierda. Por tanto, ni uno ni otro, sino buscar el equilibrio.